Estábamos atrapados… ¡Genial! Simplemente sublime.
—Y todo por tu culpa —le eché en cara a mi acompañante.
Angelo refunfuñó incoherencias en lenguaje demoníaco.
—¿Y ahora qué hacemos? —murmuré exasperada.
Se encogió e hombros acercándose a mi.
—Mi sentencia ya ha sido decidida, mañana al alba moriré.
Tragué saliva.
—No seas así, seguro que hay una opción, siempre hay una opción.
Me miró escéptico acercándose cada vez más a mi, yo inconscientemente, retrocedí.
—No hay otra opción, así que… como voy a perder la vida no me pienso quedar con las ganas…
Noté como la pared chocaba contra mi espalda, impidiéndome ir hacia atrás.
¿Qué pretendía?
Sonrió al percatarse de que no tenía escapatoria… me inmovilizó las manos con un brazo suyo contra la pared.
—Y tú, no me lo vas a impedir —murmuró antes de posar sus labios sobre los míos.
Gemí de sorpresa, me había pillado completamente desprevenida…
Sus labios se movían hambrientos sobre los míos… feroces… pidiendo más; contra más le daba, mas demandaba… y yo… inconscientemente me dejé llevar ¿Qué podia hacer? Me había inmovilizado contra la pared.
Con su mano libre acarició mi cintura, presionándola contra su cuerpo, aun pidiendo tener más contacto con el mío… mis pulmones ardían, necesitaba airé, en ese momento se separó de mi, permitiéndome respirar, pero ni mucho menos su boca se separó de mi piel… se deslizó sobre mi cuello, impaciente por que recobrara el aliento. Una vez saciada mi necesidad volvió al ataqué… solo que esta vez… alguien se lo impidió.
CAPÍTULO 8: EXPLICACIONES
Los ojos de Jotapé se clavaron atónitos en Angelo.
—¿No fuiste tú el que me llamaste anunciándome la muerte de Cat? —logró preguntar compungido.
Angelo no contestó. Tomé aire, pensando alguna mentira o excusa creíble.
—Er… Esto… —tanteé—. Verás Jotapé…
—Sí, fui yo. ¿ Tienes algún problema sobre ello? —le atajó Angelo interrumpiéndome.
La cara de Jotapé se puso roja. Sacó un móvil prehistórico de su bolsillo y empezó a marcar.
—Ahora mismo aviso a la policía.
Angelo se rió, divertido.
—¿Y qué les vas a decir a los agentes? Ella no figura como hija de Iah-Hel, de hecho lo único que conseguirías es devolverla a sus padres de ahora; la gente de la que huimos.
Jotapé me miró, tratando de sonsacarme si aquel demonio mentía.
—Es cierto. Angelo te dijo que estaba muerta pasa así desaparecer del mapa; no queríamos que aquellos hombres nos encontraran.
Jotapé no contestó. Su única respuesta fue abrazarme. Parecía encantado porque yo estuviera allí; eso hizo que mi corazón diera un tumbo; nunca he tenido a muchas personas preocupadas por mí.
—Podéis quedaros aquí el tiempo que queráis —dijo apagando su móvil—. Yo os ocultaré de ellos.
Asentí.
—Pero hay algo que quiero saber. ¿Por qué mataron a tu padre?
Tragué saliva, estresada.
—Angelo, se lo voy a contar todo —le dije como aviso.
El demonio no me contestó nada, aunque pude leer en él su mirada de frustración. Supongo que Angelo se fía de él, porque sin la ayuda que tuve de Jotapé no habría podido seguir adelante.
—Haz lo que quieras; pero si se lo cuentas, recuerda que su vida correrá peligro.
Jotapé me miró, preocupado.
Es cierto que su vida correrá peligro, pero si no se lo relato él investigará por su cuenta y estaríamos en las mismas.
—Verás, resulta que…—empezaba con una charla que promete ser muy larga.